Tuesday, July 15, 2025

Colas letales

 Introducción

Bueno, entre el tiempo que uno pasa leyendo y escribiendo, llega un punto en el que uno ya se aburre de repetir siempre lo mismo (especialmente sobre temas de evolución). Y bueno, en el rato que he pasado leyendo y pensando un poco en un posible tema para el blog, se me ocurrió este. Hay que innovar un poquito a veces.

Las 3 mazas del Mesozoico
Como todo el mundo ya sabe, los dinosaurios son extremadamente diversos, y ante tal diversidad resulta difícil evitar que distintos grupos desarrollen una misma "solución" a un problema. Ese el caso de las colas del Ankylosaurus, Shunosaurus y Stegosaurus.

¿Pero por qué estos tres desarrollaron esta solución? Pues, cuando no tienes unas buenas patas para correr a gran velocidad, la única manera de sobrevivir es defenderse. ¿Cómo? Dándole una nueva función a la cola, convirtiéndola en una herramienta ideal para dar golpes. Si no era suficiente para provocar una lesión sería, al menos serviría como una advertencia contundente ante cualquier depredador con la intrépida idea de atacarlos.

Una hipotética representación de su posible uso defensivo. Créditos de la imagen: Franco Tempesta

Se trata de una adaptación particularmente interesante, ya que permitía al animal defenderse sin exponerse excesivamente, aunque tampoco es que estuviera muy "expuestos" al peligro, por lo menos, en el caso de Ankylosaurus. En cuanto a Stegosaurus, las funciones de sus placas dorsales a saber... Shunosaurus, por su parte, carecía de una armadura propiamente dicha, aunque su tamaño y robustez ya suponía un método de defensa frente a los depredadores mediano.

Lo que está claro es que estas colas resultaban en un método de defensa bastante efectivo. En el caso de Ankylosaurus, se ha estimado que podía oscilar su cola en un arco lateral de 100 grados, y que las mazas más grandes podían generar la fuerza suficiente como para aplastar un hueso (Arbour, 2009). De manera similar, el thagomaizer de Stegosaurus no estaba para nada fuera de juego: podía atravesar huesos (Carpenter et al., 2005). Y en cuanto a Shunosaurus, tristemente nadie ha tenido el interés de estudiar en profundidad la fuerza de impacto o la capacidad de daño de su maza caudal.

Conclusión
Menuda novedad en biología evolutiva y en paleontología... esperemos que algún día alguien se digne a estudiar eso (y que no quede en el olvido). Y sí, una vez más, otra "historia conveniente". De todas formas, una convergencia evolutiva, cuanto menos, curiosa.

Para artículos anteriores sobre convergencia evolutivas, consulté...
-Cuando la evolución se repite (Junio, 2025)

Bibliografía
  1. Arbour, Victoria. (2009). Estimating Impact Forces of Tail Club Strikes by Ankylosaurid Dinosaurs.
    https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0006738
  2. Carpenter, Kenneth & Sanders, Frank & Mewhinney, Lorrie & Wood, Lowell. (2005). Evidence for Predator- Prey Relationships Examples for Allosaurus and Stegosaurus.
    https://www.researchgate.net/publication/314890308_Evidence_for_Predator-_Prey_Relationships_Examples_for_Allosaurus_and_Stegosaurus

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