Introducción
Algo que había pasado por alto en el artículo de Los detalles marcan la diferencia es que existe un modelo, conocido como el el modelo de Emlen y Oring (1977), el cual sostiene que la distribución y abundancia de recursos determina cuánto cuidado parental es necesario y qué tipo de apareamiento será más ventajoso. A parte del ejemplo que di de los dendrobátidos, en los carriceros también se ha observado algo similar.
Estas aves insectívoras se distribuyen ampliamente a lo largo del Viejo Mundo en una variedad de hábitats pantanosos y arbustivos. Todas las hembras de carnicero proporcionan más cuidado parental que los machos a través de comportamientos como la incubación de huevos y la entrega de comida a los jóvenes, pero el nivel de cuidado masculino varía entre especies. La mayoría son especies monógamas, pero varias son polígamas, y una exhibe promiscuidad.
La evidencia demuestra que sí (Leisler et al., 2002). En hábitats de baja calidad, donde la disponibilidad de alimento es limitada y los recursos son difíciles de obtener, predomina la monogamia junto con altos niveles de cuidado parental masculino, mientras que en hábitats de calidad medio y buena predomina la poliginia y la promiscuidad, con un bajo nivel de cuidado masculino.
Cuando mapearon el comportamiento sobre la filogenia surgieron dos patrones. Primero, la poliginia parece haber evolucionado independientemente al menos dos veces en este grupo y que la especie ancestral era monógama, con un alto nivel de cuidado masculino.
¿El hábitat refleja el comportamiento?
Entonces, las preguntas son sencillas: ¿existe una correlación entre la calidad del hábitat (cantidad de alimento) con el sistema de apareamiento que presentan esas especies? y ¿cómo se relaciona la calidad del hábitat y el sistema de apareamiento con el nivel de cuidado masculino?
La evidencia demuestra que sí (Leisler et al., 2002). En hábitats de baja calidad, donde la disponibilidad de alimento es limitada y los recursos son difíciles de obtener, predomina la monogamia junto con altos niveles de cuidado parental masculino, mientras que en hábitats de calidad medio y buena predomina la poliginia y la promiscuidad, con un bajo nivel de cuidado masculino.
Cuando mapearon el comportamiento sobre la filogenia surgieron dos patrones. Primero, la poliginia parece haber evolucionado independientemente al menos dos veces en este grupo y que la especie ancestral era monógama, con un alto nivel de cuidado masculino.
Conclusión
Así pues, este estudio respalda el modelo de Emlen y Oring al mostrar que la distribución y abundancia de recursos impulsan la coevolución entre el sistema de apareamiento y el grado de participación de los machos en el cuidado parental. Es, por tanto, otro buen ejemplo de cómo la ecología de un organismo influye en su comportamiento.
Bibliografía
- Emlen, S. T., & Oring, L. W. (1977). Ecology, sexual selection, and the evolution of mating systems.
https://www.zoology.ubc.ca/~goheen/mammalogy%20course/emlen_and_oring.pdf - Leisler, B., Winkler, H., & Wink, M. 2002. Evolution of breeding systems in Acrocephaline warblers.
https://www.researchgate.net/publication/232688047_Evolution_of_breeding_systems_in_Acrocephaline_warblers
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