Introducción
Usualmente, la expresión de colores resulta ser un rasgo que aparece como resultado de la selección sexual, siendo el grupo donde se puede apreciar más notablemente el de las aves. Pero en los peces la situación no es tan sencilla, especialmente aquellas especies que desarrollan colores brillantes. A diferencia de muchas aves, en numerosos peces la coloración llamativa no se asocia claramente con diferencias entre sexos ni con competencia directa por pareja. Ante esto, cabe preguntarse si los colores llamativos cumplen realmente alguna función en la selección sexual o si responde a otros procesos evolutivos.
¿Qué es esto?
Un caso particularmente interesante es el de los peces mariposa (familia Chaetodontidae), los cuales son sexualmente monomórficos, aparentemente monógamos (Reavis y Copus, 2011) y presentan una coloración llamativas, por lo que ¿puede explicarse su coloración mediante la selección sexual por elección de pareja o cumple otra función adaptativa? Dado que ambos sexos presentan una coloración similar y no existe un dimorfismo sexual marcado, es poco probable que la coloración haya evolucionado principalmente para atraer pareja.
Una explicación alternativa es que los colores llamativos de los peces actúen como una señal de reconocimiento de la especie. En los arrecifes, donde coexisten muchas especies morfológicamente similares, identificar correctamente a un congénere es importante para evitar los apareamientos fallidos. En este sentido, incluso si inicialmente la población no presentaba una coloración identificatoria clara, aquellos individuos que presentaran pequeñas modificaciones en la coloración podrían haber tenido una ligera ventaja reproductiva, ya que los individuos más fáciles de reconocer tendrían mayor éxito reproductivo al aparearse con miembros de su misma especie. Con el tiempo, la presión selectiva por el reconocimiento de la especie habría reforzado estas variaciones, haciendo que la coloración se estabilizara y se extendiera por toda la población, y dado que la señal debe de ser eficaz para ambos sexos, esto explicaría la ausencia de un dimorfismo sexual marcado.
Conclusión
Así, las señales de reconocimiento de especie no pueden considerarse, en sentido estricto, un producto de la selección sexual, ya que no favorece a unos individuos sobre otros dentro de la especie, sino que benefician por igual a todos los portadores de esa señal. Por lo tanto, la coloración llamativa de los peces mariposa estaría mejor explicada como resultado de la selección natural actuando sobre la eficacia reproductiva, más que como una consecuencia directa de la selección sexual por elección de pareja.
Bibliografía
- Reavis, Robert & Copus, Joshua. (2011). Monogamy in a feeding generalist, Chaetodon trichrous, the endemic Tahitian Butterflyfish.
https://www.researchgate.net/publication/225401409_Monogamy_in_a_feeding_generalist_Chaetodon_trichrous_the_endemic_Tahitian_Butterflyfish
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