Introducción
Hace ya un tiempo que tenía en mente tratar las desproporciones y exageraciones que suelen rodear el tamaño de los tiburones. Usualmente, los investigadores recurren a medidas conservadoras y siempre basadas en mediciones precisas con una cinta métrica y una balanza, preferiblemente acompañadas del espécimen preservado o, al menos, de una fotografía con una escala confiable. Sin embargo, los tiburones de gran tamaños son difíciles de capturar y conservar. Esto mismo hace que muchas veces las estimaciones sean indirectas o en fotografías, lo que por ende incrementa la posibilidad de errores o exageraciones.
Por ejemplo, el tiburón ballena más largo registrado mide 18 m, pero se ha reportado la observación de un ejemplar de más de 20 metros. Por otro lado, los tiburones peregrinos han sido medidos de manera confiable en 9,76 m, pero se han reportado longitudes entre los 12 y 15 metros. Entonces, si ya de por sí nos resulta difícil estimar las proporciones máximas que podría alcanzar un tiburón actual, ¿cómo podríamos estimar el tamaño máximo que podría haber tenido Otodus megalodon, si lo único que tenemos de sus restos son dientes y pequeños fragmentos de su mandíbula?
Por ejemplo, el tiburón ballena más largo registrado mide 18 m, pero se ha reportado la observación de un ejemplar de más de 20 metros. Por otro lado, los tiburones peregrinos han sido medidos de manera confiable en 9,76 m, pero se han reportado longitudes entre los 12 y 15 metros. Entonces, si ya de por sí nos resulta difícil estimar las proporciones máximas que podría alcanzar un tiburón actual, ¿cómo podríamos estimar el tamaño máximo que podría haber tenido Otodus megalodon, si lo único que tenemos de sus restos son dientes y pequeños fragmentos de su mandíbula?
Los números importan, y mucho
Pues según sus dientes. Para estimar la longitud corporal del animal se ha tenido que ensamblar mandíbulas a partir de los dientes y luego tener que extrapolar la longitud total basándose en las proporciones observadas en los tiburones actuales. No obstante, a pesar de este gran esfuerzo, muchas de ellas han resultado inexactas. Siendo un buen ejemplo de ello, la reconstrucción realizada por el Museo Americano de Historia Natural en 1909.
| Reconstrucción por Bashford Dean en 1909. Créditos de la imagen: Museo Americano de Historia Natural |
En esta reconstrucción, uno de los principales errores que se cometieron fue que asumieron que todos los dientes anteriores tenían el mismo tamaño, mientras que en la mayoría de tiburones modernos, incluidos los grandes tiburones blancos, los dientes laterales y posteriores son más pequeños que los frontales. Además, calcularon que la mandíbula cartilaginosa era cuatro veces más ancha que la altura del esmalte del diente más grande (Compagno et al., 1993), lo que es biológicamente imposible. Siendo esto dos factores lo que hicieron que la mandíbula final fuera aproximadamente un 30% más grande de lo que realmente podría haber sido, generando una sobreestimación de la longitud total del tiburón
Conclusión
Como consecuencia, las primeras estimaciones derivadas de esta reconstrucción situaba al megalodón en un rango entre los 18,5 y 30 metros, una cifra exagerada debido a los errores en la reconstrucción de la mandíbula y la extrapolación de los dientes, corregidas posteriormente por Compagno et al. (1993) y Gottfried et al. (1996), quienes ajustaron el tamaño máximo estimado a unos 15 o 16 metros, según sus datos,
Lo cierto, es que, hasta ahora, todavía no se conoce con precisión cuál podría haber sido el tamaño máximo de este gigantesco tiburón, ya que las estimaciones varían según el modelo. Por ejemplo, según Cooper et al. (2022) O. megalodon, podría haber alcanzado entre 20 y 21 metros, mientras que el modelo propuesto por Shimada et al. (2025) sería 24,3 metros.
Lo cierto, es que, hasta ahora, todavía no se conoce con precisión cuál podría haber sido el tamaño máximo de este gigantesco tiburón, ya que las estimaciones varían según el modelo. Por ejemplo, según Cooper et al. (2022) O. megalodon, podría haber alcanzado entre 20 y 21 metros, mientras que el modelo propuesto por Shimada et al. (2025) sería 24,3 metros.
Bibliografía
- Compagno LJV, Gottfried MD, Bowman SC. 1993. Size and scaling of the giant ‘megatooth’ shark Carcharodon megalodon (Lamnidae).
https://moscow.sci-hub.se/2149/5416465136d472905bdb4d34844ec184/10.1016@b978-012415031-7@50008-2.pdf - Gottfried MD, Compagno LJV, Bowman SC. 1996. Size and skeletal anatomy of the giant megatooth shark Carcharodon megalodon. In: Klimley AP, Ainley DG, eds. Great white sharks: the biology of Carcharodon carcharia.
https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/B9780124150317500082?via%3Dihub - Cooper, Jack & Hutchinson, John & Bernvi, David & Cliff, Geremy & Wilson, Rory & Dicken, Matt & Menzel, Jan & Wroe, Stephen & Pirlo, Jeanette & Pimiento, Catalina. (2022). The extinct shark Otodus megalodon was a transoceanic superpredator: Inferences from 3D modeling.
https://www.researchgate.net/publication/362751360_The_extinct_shark_Otodus_megalodon_was_a_transoceanic_superpredator_Inferences_from_3D_modeling - Shimada, Kenshu & Motani, Ryosuke & Wood, Jake & Sternes, Phillip & Tomita, Taketeru & Bazzi, Mohamad & Collareta, Alberto & Gayford, Joel & Türtscher, Julia & Jambura, Patrick & Kriwet, Jürgen & Vullo, Romain & Long, Douglas & Summers, Adam & Maisey, John & Underwood, Charlie & Ward, David & Maisch IV, Harry & Perez, Victor & Siversson, Mikael. (2025). Reassessment of the possible size, form, weight, cruising speed, and growth parameters of the extinct megatooth shark, Otodus megalodon (Lamniformes: Otodontidae), and new evolutionary insights into its gigantism, life history strategies, ecology, and extinction.
https://www.researchgate.net/publication/389693190_Reassessment_of_the_possible_size_form_weight_cruising_speed_and_growth_parameters_of_the_extinct_megatooth_shark_Otodus_megalodon_Lamniformes_Otodontidae_and_new_evolutionary_insights_into_its_gigant
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