Introducción
Todos hemos escuchado alguna vez hablar del magnífico y enorme dragón de Komodo, el temible y mortífero lagarto que habita en las islas del sudeste asiático. Siendo usualmente propuesto como un ejemplo de gigantismo insular, pero ¿y si realmente no fuera así?
Si tenemos en cuenta de que el dragón de Komodo es un pariente cercano del extinto y gigante Megalania (Varanus priscus), que vivió en Australia durante el Pleistoceno, cabría la posibilidad de que las poblaciones actuales del dragón de Komodo no sean un caso real de gigantismo insular, sino más bien de enanismo. Pero, claro, ¿cómo podríamos comprobar esta hipótesis alternativa?
| Un grupo de megalanias atacando a una tribu de Homo floresiensis. Créditos de la imagen: Mauricio Antón |
La demostración
Se han encontrado fósiles de dragón de Komodo en Queensland, Australia, lo que evidencia que la especie ya estaba presenten en Australia durante el Pleistoceno temprano hasta el Pleistoceno medio (Hocknull et al., 2009). Por lo que los ancestros del dragón de Komodo eran nativos del continente australiano y que solo más tarde colonizaron las islas del sudeste asiático.
Ahora bien, ¿cómo lograron llegar hasta estas islas? Durante el Pleistoceno, los niveles del mar descendieron considerablemente debido a os periodos glaciares. En aquel tiempo, Australia, Tasmania y Nueva Guinea formaban una única masa de tierra conocida como Sahul, mientras que Sumatra, Java y Borneo estaban unidas en un subcontinente denominado Sunda. Entre estas dos grandes extensiones se encontraban el conjunto de islas en las que actualmente se encuentra (Flores, Komodo, Timor y Sulawesi), las cuales, nunca llegaron a conectarse ni con Sahul ni con Sunda, al estar separadas por la línea de Wallace.
| Mapa en el que se representa donde se ubicarían las plataformas continentales Sahul y Sunda. Créditos de la imagen: Wikimedia Commons. |
Conclusión
No obstante, teniendo en cuenta que los varánidos son reptiles con buenos dotes para nadar largas distancias y resistir la salinidad del agua, junto con la posible presencia de alguna corriente favorable o la llegada en masas de vegetación flotante (aunque esta última hipótesis sería más plausible si se tratara de individuos juveniles) sería bastante plausible la llegada de sus ancestros a estas islas.
Sea como fuere, una vez llegados a las islas, debido a la reducida cantidad de recursos que había en comparación al continente, la selección favoreció formas considerablemente más pequeñas que las del continente, hasta dar lugar al dragón de Komodo que conocemos hoy en día.
Bibliografía
- Hocknull, Scott & Piper, Philip & Van den Bergh, Gert & Due, Rokus & Morwood, Michael & Kurniawan, Iwan. (2009). Dragon's Paradise Lost: Palaeobiogeography, Evolution and Extinction of the Largest-Ever Terrestrial Lizards (Varanidae).
https://www.researchgate.net/publication/26856417_Dragon's_Paradise_Lost_Palaeobiogeography_Evolution_and_Extinction_of_the_Largest-Ever_Terrestrial_Lizards_Varanidae
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