Thursday, June 12, 2025

Menospreciar el comportamiento de los dinosaurios es absurdo

 Introducció

Bueno, creo que con el título de este artículo ya queda claro de qué va a tratar y no hace falta muchas explicaciones al respecto...

Una colonia de anidación de Maisaura. Créditos de la imagen: John Sibbick

Un problema absurdo
Desde hace ya bastante tiempo, existe una idea que, si me permiten calificarla, me parece demasiada arcaica: la creencia de que los dinosaurios eran animales absurdamente primitivas y con una gran ausencia de comportamientos sociales complejos. Una visión bastante reduccionista para un grupo de animales tan extremadamente diverso y que, en base a la evidencia fósil y en los comportamientos de sus parientes más cercanos (las aves), sigamos considerando este tipo de falacias.

Todo los animales se comportan y de maneras relativamente similares, muchísimos animales juegan, tienen interacciones agonísticas, cuidados parentales, rituales de cortejo y estructurales sociales de diferente tipo. Por qué no cuesta tanto aplicarlo a los dinosaurios?

Las aves mismas son dinosaurios y no hay nadie que cuestione si son sociales o no. Por ejemplo la pintada vulturina (Acryllium vulturium), una especie que vive en grandes grupos estables, los cuales se pueden organizar en subgrupos, con preferencias sociales específicas hacia ciertos individuos dentro de su comunidad. Pero lo más sorprendente de todo esto es que esta ave no posee un cerebro extremadamente desarrollado, lo que pone en duda la idea de que mantener relaciones sociales complejas implica tener un cerebro grande (Papegeorgiou et al., 2019).

Pintada vulturina (Acryllium vulturium). Imagen extraída de aquí.

Además, el registro fósil también proporciona evidencia de que los dinosaurios tenían comportamiento socialmente complejos, como podría ser el caso de Maisaura, en cuyo caso se ha encontrado evidencia de nidificación colonial y fidelidad al sitio de anidación (Honer, 1982). Esto podría indicar una preferencia por anidar en colonias y, por ende, un cierto grado de sociabilidad. A esto se suma la gran cantidad de restos encontrados en la formación Two Medicine, lo que indica que estos animales probablemente vivían en manadas (Varricchio y Horner, 1993).

¿Pero por qué vivir en manada? Bueno, existen varios beneficios al respecto, como: los animales juveniles pueden protegerse en el centro del grupo, la mayoría puede alimentarse con mayor seguridad si hay centinelas que advierten del peligro, y los individuos pueden defenderse de un depredador con una mayor eficacia que si estuviera solo.

Una representación artística un tanto antigua, pero con un comportamiento defensivo totalmente plausible. Imagen extraída de aquí.

También podríamos plantear que, en el caso de los depredadores, en función del nicho ecológico que ocuparan, es posible inferir ciertos aspectos etológicos. Por ejemplo, si se traba de un depredador grandes y cazaba presas grandes, podría haber sido ventajoso cazar en grupo. 

De hecho, en el caso de Tyrannosaurus rex se ha propuesto que los individuos juveniles, al ser más ágiles y rápidos que sus contrapartes adultas, podrían haber perseguido a las presas y dirigido hacia zonas donde los adultos pudieran emboscarla. Aunque no todo el mundo comparte esta idea, dado que la mayoría de depredadores actuales actúan en solitario, pero esto no es del todo cierto. Cuando los depredadores tienen pocas probabilidades de capturar una presa grande por sí solos, se ven obligados a cooperar con otros individuos para aumentar sus probabilidades de éxitos (Packer y Ruttan, 1988)

Otra posibilidad es que los juveniles, al no ser tan voluminosos ni tener la misma fuerza de mordida que los adultos, no cazaran de manera cooperativa con los adultos, sino que ocupaban su propio nicho dentro del ecosistema, depredando animales pequeños y veloces, comparables en tamaños a ellos (Peterson et al., 2021).

Un juvenil de Tyrannosaurus rex persiguiendo a un Ornithomimus. Créditos de la imagen: Mark Witton.

En cualquier caso, la cooperación social en la caza no implica necesariamente la existencia de un complejo sistema de organización, sino que puede surgir de interacciones simples que aumente las posibilidades de éxito, dependiendo del tipo de presa que se va a cazar. No es lo mismo cazar un ratón que un rinoceronte.

Conclusión
Solo espero que, con el tiempo ese tipo de pensamiento reduccionista vaya desapareciendo, ya que, al fin y al cabo, los dinosaurios eran animales, no marionetas que se quedaban quietas como estatuas. Si se les presentaba un estímulo, claramente van a reaccionar a él. No eran tonto los dinosaurios, al contrario de lo que una sorprendente parte de la gente cree.

Bibliografía
  1. Papageorgiou, Danai & Christensen, Charlotte & Gall, Gabriella & Klarevas-Irby, James & Nyagah, Brendah & Couzin F.R.S., Iain & Farine, Damien. (2019). The multilevel society of a small-brained bird.
    https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0960982219312631
  2. Horner, John. (1982). Evidence of colonial nesting and ‘site fidelity’ among ornithischian dinosaurs.
    https://www.researchgate.net/publication/238819947_Evidence_of_colonial_nesting_and_'site_fidelity'_among_ornithischian_dinosaurs
  3. Varricchio, David & Horner, John. (1993). Hadrosaurid and lambeosaurid bone beds from the Upper Cretaceous Two Medicine Formation of Montana: taphonomic and biologic implications.
    https://www.researchgate.net/publication/237153611_Hadrosaurid_and_lambeosaurid_bone_beds_from_the_Upper_Cretaceous_Two_Medicine_Formation_of_Montana_taphonomic_and_biologic_implications
  4. Craig Packer and Lore Ruttan. (1988). The Evolution of Cooperative Hunting
    https://www.journals.uchicago.edu/doi/abs/10.1086/284844
  5. Peterson, Joseph & Tseng, Z. & Brink, Shannon. (2021). Bite force estimates in juvenile Tyrannosaurus rex based on simulated puncture marks.
    https://www.researchgate.net/publication/352073705_Bite_force_estimates_in_juvenile_Tyrannosaurus_rex_based_on_simulated_puncture_marks

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