Monday, April 21, 2025

Las bases de la comunicación animal

 Introducción

Una mancha oscura en el vientre de un ciervo, un bostezo no muy amigable, colores que brillan bajo el sol o el canto de un pequeño pajarito. Estas, junto a una infinidad de otras señales sutiles o llamativas, hacen que la comunicación animal sea un campo bastante tentador para cualquier biólogo en esta vida. Entonces...¿por qué no estudiarlo?

Dos individuos de ánade azulón acicalándose. Créditos de la imagen: La mirlina de campo.

¿Los animales se comunican?
Los científicos se llevan haciendo esta pregunta desde siempre, y la cuestión terminó por despertar la curiosidad de uno de los mejores naturalista de la historia, nuestro querido amigo Charles Darwin, que el 26 de noviembre de 1872 publicó La expresión de las emociones en el hombre y los animales, donde reconoció que cada postura y expresión facial tiene un significado distinto y puede asociarse a una emoción o estado de ánimo. Esta "ley universal" de las expresiones explica por qué muchas expresiones animales se parecen a las humanas, y viceversa.

No obstante, a pesar de su gran aporte, Darwin continuó siendo víctima de una idea dominante de su tiempo: la comunicación animal está completamente vinculada a las emociones. Es decir, los animales no poseen un sistema de comunicación como el que entendemos hoy, sino que sus sonidos y posturas son respuestas emocionales. Por ejemplo, un mirlo que ve acercarse a un depredador puede escapar por miedo y, como consecuencia del susto, emitir su chillido de alarma, alertando involuntariamente a los demás pájaros.

Hoy en día sabemos que la realidad es muy distinta de como la percibía Darwin, pero hemos tenido que aprender a distinguir lo que es comunicación y lo que no. Por ejemplo, ruborizarse es un comportamiento humano, que transmite a quien nos ve una serie de indicaciones sobre nuestro estado de ánimo, pero no es una forma de comunicación voluntaria.

La diferencia entre aviso y comunicación
La clave de esta distinción radica en la intencionalidad (no confundir con la intencionalidad humana). Si un animal emite un sonido o realiza un comportamiento con la intención de transmitir un mensaje a otro individuo, estamos ante un acto de comunicación. En el caso del mirlo, si al ver un depredador escapa y emite su grito de alarma, lo hace con el objetivo de alertar a sus congéneres, no simplemente por miedo. También de esta forma puede alertar a otros, aumentando las probabilidades de que el depredador ataque a otro pájaro, lo que le beneficiaría a él.

Esquema gráfico de la comunicación de alarma en el mirlo. Elaborado por Ciencia Verde.

En este ejemplo que acabo de ilustrar, podemos ver cómo funciona la comunicación: hay un emisor (el mirlo) que envía un mensaje codificado (su grito de alarma) a través de un medio (el aire), y un receptor (el otro mirlo) que recibe el mensaje y actúa en consecuencia, alterando su comportamiento (escapando).

Al mismo tiempo, este ejemplo en sí mismo hace una clara distinción entre estímulo y señal. El estímulo es el depredador, que produce un cambio en el entorno y provoca la llamada de alarma del mirlo. Esta llamada es la señal, tratándose de un comportamiento intencional que el mirlo emite para transmitir la información a sus compañeros.

La sorprendente variedad de mensajes
Los mensajes pueden ser de un sin fin de formas: visuales, auditivos, olfativos o táctiles, e incluso pueden ser señales eléctricas. El tipo de señal (mensaje) depende del ambiente en el que vive ese organismo, por ejemplo: si vive en total oscuridad y es ciego, el cambiar de color no tiene mucho sentido, por lo que centrarse en las señales visuales no es que sea muy buena idea, pero si se vive en la oscuridad y tiene muy buena vista, sería perfecto emitir luz. De modo que el tipo de mensaje depende del hábitat en el que vive una especie, pero también de su preadaptación. Si se tiene una laringe y un par de orejas, un sonido sería una señal ideal para comunicarse, y si se carece de orejas pero se tiene una buena nariz, podrían ser más adecuadas las señales olfativas.

Nosotros, los humanos al no ver en ultravioleta, ni oír infrasonidos ni ultrasonidos, ni tener un olfato particularmente ultra desarrollado, y por eso hay muchos aspectos de la comunicación animal que aún no entendemos. Pero la capacidad de comunicarse eficazmente con otros individuos juega un papel fundamental en la vida de todos los animales

Las implicaciones de la comunicación
Al igual que nosotros, los animales se comunican de muchas formas y en muchas situaciones distintas: para reconocerse, resolver conflictos, delimitar territorios y defenderlo de los enemigos, lo que da una idea de la frecuencia con la que se comunica. También existe toda una gama de comunicaciones relacionadas con el ámbito sexual: se comunican para indicar la disponibilidad de una pareja o cortejarla, mediante rituales de baile interesantísimos o incluso lo más jóvenes, haciendo saber a sus padres que tienen hambre.

Múltiples formas de comunicación, representadas en diferentes situaciones. De izquierda a derecha, (A) un león marcando territorio, (B) ritual de apareamiento del ave del paraíso soberbia de Vogelkop (Lophorina superba) y (C) polluelos de diamante de Gould (Chloebia gouldiae) pidiendo comida a sus progenitores. Imágen del león extraída de aquí, Tim Lamán, imagen de  polluelos pidiendo comida a sus progenitores extraída de aquí.

En las especies gregarias, es fundamental mantener buenas relaciones con el grupo, conservar su cohesión, reforzar los vínculos y, en ocasiones, informar a los demás cuando se ha encontrado una fuente de alimento que puede compartirse. También es importante comunicarse con el grupo para permanecer unidos durante los desplazamientos o, como el caso del mirlo, para avisar a los congéneres de la presencia de un peligro.

En todos estos casos, se trata de comunicación entre individuos de una misma especie, es decir, comunicación intraespecífica. Pero siempre hay excepciones. Las aves son un claro ejemplo de ellos: algunas especies son capaces de reconocer y comprender las llamadas de alarma de otras aves, lo que sin duda representa una ventaja, ya que les permite detectar el peligro con una mayor antelación y aumentar sus probabilidades de escapar (Potvin et al., 2018; Magrath et al., 2015).

Señales honestas
A Finalmente, las señales son, en su mayoría, honestas, en el sentido de que transmiten información fiable sobre el emisor, como su estado de salud o su edad. Un buen ejemplo de esto son los colores brillantes del plumaje de un flamenco, que indica su estado de salud (Amat y Rendón, 2017). Por lo general, los animales no desperdician su energía en comunicar algo falso, ya que esto podría ponerlos entre la vida y la muerte, aunque siempre hay excepciones.

Un ejemplo de ave que indica su estado de salud mediante la coloración de su plumaje, es el flamenco de las Galápagos (Phoenicopterus ruber). Créditos de la imagen: Eduardo Martín.

Conclusión
Sin duda, la comunicación animal (al igual que la etología) es un campo de investigación verdaderamente increíblse. En este pequeño y breve artículo solo he rozado la puntita del iceberg. ¿Quizás para generar un poco de hype? Puede ser...

Bibliografía
  1. Darwin, Charles. (1872). The Expression Of The Emotions In Man And Animals. https://www.researchgate.net/publication/375293484_The_Expression_Of_The_Emotions_In_Man_And_Animals
  2. Potvin, Dominique & Ratnayake, Chaminda & Radford, Andrew & Magrath, Robert. (2018). Birds Learn Socially to Recognize Heterospecific Alarm Calls by Acoustic Association https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0960982218307759
  3. Magrath, R. D., Haff, T. M., McLachlan, J. R., & Igic, B. (2015). Wild birds learn to eavesdrop on heterospecific alarm calls. https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0960982215007228
  4. Amat, Juan & Rendón, Miguel. (2017). Flamingo coloration and its significance. https://www.researchgate.net/publication/312056401_Flamingo_coloration_and_its_significance

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